Read More

Asivemoselhola

Porque tú también has visto así el Hola, y lo sabes
Read More

Deco + DIY

Read More

Recetas y más

jueves, 26 de julio de 2018

Querida Adriana

Hace seis años, Adriana Abenia, una presentadora y autora de una novela, según se define ella misma en su bio de Instagram, escribía una suerte de artículo titulado "Lactancia, ¿hasta cuándo?" en un medio digital. El artículo, planteado así, no debería haber tenido más de una línea: hasta que la madre y el hijo quieran. Fin. Pero como las opiniones son como los culos, que todos tenemos el nuestro, Adriana desarrolló un poco más la idea.
Así, la muchacha, perpetró una "redacción" - me niego a llamar a eso artículo, por respeto al gremio periodístico - no exenta de faltas de ortografía en la que bromeaba con cosas como el precio del cartón de leche o padres succionando el pecho de las madres recién paridas. Todo muy elegante y divertido. 
Pero la cosa mejoraba por momentos y cómo no, Adriana también tenía una opinión sobre la lactancia en público. Consideraba, según sus propias palabras, que la lactancia es un acto que requiere de privacidad e intimidad, básicamente porque a ella le incomoda ver cómo una madre alimenta a su bebé. Háztelo mirar, Adriana, primer aviso. 
En su insigne opinión, las mujeres que amamantan en público lo hacen llevadas por un afán de demostrar lo buenas madres que son aireando los pechos en mitad del gentío contra viento y marea (sic). Claro, con esta premisa, ya nos advierte de que si encontrándonos en el trance de estar dando el pecho a nuestro bebé, el salido de turno nos observa con detenimiento, nada de quejarnos, porque está en su derecho, es la calle (sic también). ¿Cóóóóómo? ¿Justificando el acoso callejero argumentando que la mujer ha hecho algo tan provocativo como dar de mamar a su hijo? Háztelo mirar, Adriana, segundo aviso. 
Para finalizar el despropósito, Adriana nos informa que tal vez lo suyo es un trauma infantil provocado porque de pequeña veía "mendigas" con los niños en brazos, asociando así la lactancia materna a las clases desfavorecidas en un ejercicio sublime de clasismo y obviando por completo los estudios que relacionan un nivel cultural más alto con la elección de la lactancia materna como modo de alimentación de los hijos. Háztelo mirar, Adriana, tercer y último aviso. 
Supongo que en su momento, el artículo surtió el efecto deseado, es decir, que hablen de uno, aunque sean pestes, aunque quizá no calculó bien los riesgos y las repercusiones negativas del mismo la persiguieron años después. Tal vez por eso, en 2016 nos honró con una entrada extraordinaria en su blog (sic)  en la que, básicamente, nos dice que oye, que ella escribió aquella cosa el artículo por las risas y con todo su cariño, que no hay que ponerse así, que le han dicho barbaridades. Que lo único que dijo es que le resutaba "extraño" ver a una madre amamantar a un niño mayor de dos años. Solo que en vez de "extraño", ella usó la palabra "consternada". Minucias. 
En definitiva, que ella no quería ofender a nadie, que estemos tranquilas, que no se va a asustar si nos ve a alguna dando de mamar y que quizá, hasta nos regale una cariñosa sonrisa. Joder, Adri, tía, gracias, era justo lo que necesitaba oír. Si es que eres más maja... 
Total, que finaliza la "disculpa" pidiendo respeto y libertad para todas.¡Tócate los huevos, Manuel! 
A mí llamadme loca, pero quizá un "no tenía ni pajolera idea de lo que estaba hablando, metí la pata hasta el cuello y dije unas sandeces sin sentido como la Catedral de Burgos de grandes" me hubiera parecido más acorde con la situación. 
Pero hete aquí que la protagonista de nuestro relato se queda embarazada y da a luz una niña, no sin antes compartir un buen puñado de fotos embarazada, algunas semidesnuda. Que si luego un pervertido las coge y las usa para ya te diré yo qué, está en su derecho, ¿no, Adriana? Porque de todos es sabido que la ducha, a diferencia de la lactancia, no es un momento que requiera ni privacidad, ni de intimidad y por eso lo más normal es compartir esta foto con más de 200.000 seguidores. También es lo más normal del mundo estar en monitores sin más atuendo que un sujetador de encaje y, sobre todo, fotografiarte para que te vean de esa guisa otros tantos individuos. 


Personalmente, no tengo nada en contra de que cada mujer publique en sus redes sociales lo que le venga en gana, de la misma manera que soy firme defensora de que todas las mujeres se vistan o desvistan como consideren oportuno, sin que ello suponga una invitación, oferta o provocación para que se les haga algo que no deseen. No es no y si no es sí, también es no. Lo que no me cabe en la cabeza es qué mecanismo mental es el que te lleva al convencimiento de que mostrarte al mundo desnuda o semidesnuda es tu derecho, algo digno de compartir con todos, y sin embargo, la lactancia materna es algo privado e íntimo porque puede ofender o molestar al prójimo. Y ojo, el problema no es exclusivo de esta señora. Cada vez que surge el tema en redes sociales, foros o en la cafetería del barrio, siempre hay voces que se alzan clamando por la intimidad y la privacidad que requiere la lactancia, como si COMER fuera algo que debiera permanecer oculto a los ojos de la sociedad. 
Soy consciente de que muchas madres que optan por el biberón, por decisión personal o por condicionantes externos o médicos, son juzgadas y criticadas por otras mujeres que no demuestran ninguna empatía. Pero también soy consciente de que no hay ni un solo caso de mujeres expulsadas de sitios públicos por dar el biberón, así como de que nadie dice de ellas que dan el biberón en público para demostrar lo buenas madres que son. 
Así que, querida Adriana, quizá no estaría de más que te retractases DE VERDAD de aquellas desafortunadas palabras que dejaste escritas - y que siguen publicadas, a pesar de que hayas pedido que retiren la publicación - y que pienses que, de aquí en adelante, todo lo que publiques sobre tu hija se va a someter a escrutinio público. Que si sales dándole pecho, te recordarán aquellas palabras; si le das biberón, también. Que si la llevas en mochila, te dirán que el fular es mejor; si la llevas en fular, te dirán que no lo llevas bien amarrado. Que si le das galletas, te dirán que la estás atiborrando de azúcar; si no la dejas comer chuches jamás, que le estás amargando la infancia. Y tendrás que tener cintura y aceptar las críticas y las opiniones de todo el mundo, porque a fin de cuentas, un día tú también opinaste sin tener ni puñetera idea. 
Read More

Mis novelas

Mis novelas
Nosotros, en singular, se dice tú y yo

Si sentara la cabeza, pensaría con el culo

Buscar este blog

Asivemoselhola

Por si quieres ver lo que nos contamos por Instagram en Asivemoselhola
Instagram

Paulamgram

Si te quieres pasar por mi perfil de Instagram...
Instagram

Entradas más leídas

Copyright © Así mismo te lo digo | Powered by Blogger
Design by Lizard Themes | Blogger Theme by Lasantha - PremiumBloggerTemplates.com