Como ya os conté por Instagram, el tema del cumple de este año de Pilar ha sido Alicia en el País de las Maravillas. Yo, encantadísima, porque es una de mis pelis favoritas. ¡Cómo no me iba a gustar con ese pedazo de argumento! Una niña, harta de oír los rollos de su hermana sobre la historia de España se entretiene en perseguir a un conejo blanco al que se le hace tarde para todo y acaba cayendo en una espiral de drogas alucinógenas que le hacen ver morsas que comen ostras, flores que cantan, orugas que fuman, cartas que pintan rosas y reinas de corazones que se ponen por medio para que la cría no salga en la foto. O no, espera, que esto era de otra cosa.
El caso es que yo soy de venirme muy arriba, ya lo sabéis y en cada uno de los cumpleaños de los descendientes, la lío y me lío. El año pasado, Pilar tuvo un cumpleaños trolstástico, cine en casa incluído, Paula montó una fiesta de bailarinas que ríete tú del ballet del Covent Garden y Ángel se lo pasó pirata en su fiesta de ídem, para la cual conseguimos hasta un barco-piscina.
Para no enrollarme mucho, os dejo algunas de las fotos de la decoración que preparé, con estas manitas que dios me ha dado y con mucha ayuda de Pinterest, eso sí.
Las tazas de la fiesta del té las hice con tazas y platos de plástico viejos que tenía por casa, pintadas con acrílico y decoradas con diamantes, pegatinas y plumas, todo de los chinos. Luego las pegué entre sí con pegamento superfuerte, tipo Loctite.
Las coloqué encima de la mesa, donde usé platos y vasos de plástico de color menta, amarillo y rosa y servilletas y camino de mesa de corazones de Tiger (todo comprado en fechas cercanas a San Valentín).
Para las botellas hice unas etiquetas muy ad hoc que podéis descargar aquí. Sólo tenéis que imprimirlas en papel adhesivo A4, recortarlas y pegarlas en las botellas.
En cuanto al resto de la decoración, no podian faltar las cartas soldado. En principio iban a ser ocho y las iba a colocar muy monas, en el suelo, de pie, sujetadas por unos cartones y tal. Luego me acordé de que venían diecisiete niños a merendar y a jugar y volví al mundo real. Que sí, que en la foto hubieran quedado ideales, pero yo lo de estar día y medio trabajando para hacer una foto, no lo veo. Así que finalmente decidí colocar un telón de papel crespón de color verde y poner una carta a cada lado y el nombre de la cumpleañera en el centro.
Como sé que os encantó lo del nombre, os dejo aquí todas las letras para que podáis colocar el que queráis.
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Otra cosa que también triunfó como la cocacola fue las flechas con mensajes. De hecho, lo hemos dejado de decoración permanente porque a mis hijos les encanta.
También les hice los disfraces a mis hijos. El de Pilar, de Alicia, ya lo tenía de hace unos años, en carnaval. El de Reina de Corazones lo improvisé con un tutu rojo, unos corazones de fieltro y una diadema-corona de gomaeva. También hice el de Conejo Blanco con dos planchas de fieltro blanco, un corazon en cada una de ellas, un reloj de goma eva y unas orejas, pero el interfecto que lo llevaba puesto, también conocido como mi hijo pequeño, corría más que yo con la cámara.
Para acabar, obsequiamos a nuestros invitados con unas Alicias y unos Sombrereros Locos de fieltro hechos por mí. No os puedo dejar patrones porque los hice a ojo, pero os dejo foto por si queréis tratar de sacarlos o si queréis encargar unos (este u otro modelo) podéis poneros en contacto conmigo a través de un mensaje privado en mi Instagram y lo vemos.
Y con esto y un bizcocho (bueno, realidad fue una tarta de bizcocho y nocilla, cuya receta tenéis en mis stories destacados de Instagram), os dejo, que yo, como el Conejo Blanco, ¡llego tarde!
Que pasada de cumple!! Que grande eres Paula.
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